Enormes árboles que en su bosque cunden por doquier. Cúpulas vegetales de diez metros de altura crean en su interior una cálida penumbra, un ambiente húmedo y espeso. Fuera, en los dominios de la clorofila, las hojas lustrosas -pinchudas, coriáceas, relucientes- y los frutos de color escarlata brillan con un luminoso navideño. Dentro, en el oscuro corazón del acebal, las vacas rumian y frezan a sus anchas, sin nadie que les importune.